viernes, 28 de noviembre de 2008

Hay semanas horribles

Me están pintando la casa.
Teniendo en cuenta que salgo a las 8 y vuelvo, con suerte, a las 8, colocar el colchón para poder dormir o saltar por encima de las cajas llenas de trastos no es, desde luego, lo más relajante del mundo.
Para colmo la situación en el trabajo sigue igual... ahí todos sentaditos esperando a ver qué día nos echan a la calle. Se trabaja con una ilusión bárbara.
Para rematarlo, ayer tuve un broncazo de muerte con mi hermano. Consiguió sacarme de mis casillas y ponerme tan nerviosa que luego no me podía dormir.
Y lo peor de todo, he estado tan preocupada con el trabajo, mis idas y venidas de fines de semana, mis poemitas, la pintura de la casa (que llevo un mes marujeando con los colores y ridículamente preocupada decidiendo dónde voy a colgar los cuadros)que a Tina no le he hecho el menor caso.
Llevaba unos días manchando el cojín donde suele ponerse pero creí que andaba vomitando porque hay temporadas que le da por ahí y luego se le pasa sin más hasta que, de pura coña, anoche le ví un cosa roja y extrañísima en un lado del cuerpo.
La he llevado al veterinario esta tarde y con solo un vistazo me ha dicho que tiene un pedazo de tumor, además, ulcerado y que no entiende cómo no me he dado cuenta antes.
Me he sentido fatal de la muerte.
La operan el lunes... no sé si servirá de algo, el veterinario tampoco lo sabe... En fin..
Y más cosas...
Menos mal que siempre parece que no me pasa nada y que la gente no se entera ni de la misa la media.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Sonámbulos

El invierno en las voces,
el ascenso del miedo,
la noche perforada por el hambre.

Y esa sed que se prende en la palabra
y bebe de ella el zumo del espanto.

Qué oscuro es el camino de las sombras.
Cuántos monstruos lo habitan,
cuántos seres se comen su miseria.

Y, sin embargo, tú,
que sabes quién padece los sonidos,
me invitas a vivir en la mudez.

A construir un verbo antiguo.
A vivir en un sueño que no duerme.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Caretas

Hay un demonio dentro de mí al que a veces le resulta muy difícil callarse.
La cortesía excesiva me hiere tanto como la grosería, ambas son el extremo de una misma cosa.
La constante pose de dulzura o la sonrisa postiza me irritan. Hay que ser más permisivo con los defectos. Las meteduras de pata nos hacen más humanos, al igual que las ojeras y nuestros peores gestos, esos que, a veces, cazan las fotografías... Porque somos, a la vez, lo peor y lo mejor.
Desconfío de todo aquello - y todos aquellos- que siempre permanecen inalterables. No me creo la fortaleza del que nunca muestra sus debilidades ni la serenidad del que jamás pierde los papeles. No me creo la felicidad completa ni tampoco la infelicidad del que va de mártir.
Me gusta la gente inestable, cambiante como un carrusel. La que lo mismo ríe que llora, la que es tan valiente como para confesar sus debilidades e, incluso, sus mezquindades.
La que se lava la cara por las mañanas y unos días se gusta y otros no. La que define lo que es mucho más allá de sus logros o profesiones.
La que no necesita destacar en nada concreto para ser enormemente grande.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Manos

No me compres las manos, que son libres.
Que tienen tanta sal entre los dedos,
tantas muertes pegadas a las uñas
que su única ambición es el silencio.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Islas

Yo no sé lo que dura mi silencio,
lo llevo en la piel,
agarrado a los poros
como una enfermedad que no se cura.

Hasta que llegues y me nombres.
Y la voz se haga luz,
una luz que se coma las ciudades.

Un sonido tan grande como el mar.

Para que yo me tienda sobre tu isla
y todo el agua se nos quede dentro.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Madurez

Yo no sé que es la madurez y, además, es una palabra que no me gusta porque la gente suele equivocarse cuando la nombra. Alguien maduro es alguien serio, triste, centradísimo, con la capacidad de descubrir agotada. En cierta forma, es alguien que se aproxima a la muerte. No pido esa madurez que me espanta pero sí la madurez de los ojos abiertos, del saber plantarse cuando hace falta. Del hoy se acabaron las risas y toca ser serio y afrontar los problemas. La madurez de sigo para adelante y lo hago con arruguitas de risa y llanto en los ojos. En fin, que me lié.

jueves, 6 de noviembre de 2008

No hay luz

La luz es un invento de los ojos,
la excusa de los párpados
para esconder el miedo de la noche.

Porque el dolor nocturno nos condena
a la orfandad del tiempo.

Al instante que nace de la sombra
y en la sombra pervive.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Obama

A lo mejor soy todavía una ilusa pero estoy muy, muy contenta de que haya ganado las elecciones Obama. No es que crea que el mundo va a cambiar de una manera apreciable pero es que a estas alturas me conformo con que cambien, al menos, las pequeñas cosas, los pequeños gestos. Que la lista de prioridades se altere. El no lo sabe pero tiene una enorme responsabilidad, no sólo con su país, también con el resto del mundo. La responsabilidad de la esperanza.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Pronombres

Yo me condeno a las ciudades solas,
a las tardes calladas,
al teléfono mudo.

A volver a escribir que siento miedo
de la torpeza insomne de mis ojos.

Tal vez en mi destino los pronombres
duren sólo el instante de la luz.

Y después el olor de las palabras
alimentando el hambre.