Te protejo del tiempo, si me dejas, si me nombras azul en las palabras. Ajena pero próxima a las nubes, lamiendo los nombres en tu dolor. Te protejo de la lluvia de marzo y de las ciudades abortadas en el tiempo. Te hago sombra en los círculos, mientras mis ojos miran tu costumbre. Pero es pequeña mi mirada. Y antigua. No sirve para vivir. Ni para salvar a la noche. Es sólo una mirada de ventanas abiertas, de tráfico pasajero. Un ojo abrazado a la piel de los insectos para morir. O para definir la ceguera de los hombres. |
2 comentarios:
Como naúfrago
llego a tus ciudadescomoislas
como naúfrago
pero con tus letras
como barco
y tus versos
como remos
un beso Carmen
me sorprendió este rinconcito
Me alegra tu visita, Nautna... Espero que se repita... Un beso grande,
Carmen
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