sábado, 20 de septiembre de 2014

Marguerite Duras

"La soledad no se encuentra, se hace. La soledad se hace sola. Yo la hice. Porque decidí que era allí donde debía estar sola, donde estaría sola para escribir libros. Sucedió así. Estaba sola en casa. Me encerré en ella, también tenía miedo, claro. Y luego la amé. La casa, esta casa, se convirtió en la casa de la escritura. Mis libros salen de esta casa. También de esta luz, del jardín. De esta luz reflejada del estanque. He necesitado veinte años para escribir lo que acabo de decir."


Angel González

“Aquel tiempo
que dejamos por muerto volvió en sí,
y me hirió mortalmente por la espalda.”

viernes, 23 de mayo de 2014

Un poema de Ada Salas




"Yo conozco la brusca floración
de los arboles rojos. Y he vivido.

Dejadme descansar bajo mi sombra."

martes, 1 de abril de 2014

Se puede


Se puede ser feliz en este instante.
Se puede comprender la vida estando quieto,
dejando que el presente nos imponga su ritmo.

Que sólo exista el día de tu nombre,
la libertad del tiempo que se marcha 

y un beso que no ensucie la saliva.

sábado, 22 de marzo de 2014

Humedad

Tal vez ya somos líquido,
tal vez sólo nos falte pronunciar la saliva
y dejar que nos beba.

Que nos mojen las noches y sus peces.
Que despierte el extraño que duerme en nuestra boca.

sábado, 15 de marzo de 2014

Un poema de Gioconda Belli




"Cosas quiero como una gran ola de ternura
deshaciéndome
un ruido de caracol
un cardumen de peces en la boca
algo de eso
frágil y desnudo
como una flor a punto de entregarse a la primera luz de la...
mañana
o simplemente una semilla, un árbol
un poco de hierba
una caricia que me haga olvidar
el paso del tiempo
la guerra
los peligros de la muerte."

jueves, 13 de marzo de 2014

De Ada Salas


"Porque todo caduca.

Porque llega la noche y apaga

lo que quema

levantemos un cuerpo
...
en esta soledad."


sábado, 1 de marzo de 2014

Recuerdo sobre su primer poema


"A los doce años escribo mi primer verso. Es de noche; mis familiares ausentes. Hablo en él de cementerios, de mi muerte. Lo doblo cuidadosamente y lo dejo debajo del velador, para que mi madre lo lea antes de acostarse. El resultado es esencialmente doloroso; a la mañana siguiente, tras una contestación mía levantisca, unos coscorrones frenéticos pretenden enseñarme que la vida es dulce. Desde entonces, los bolsillos de mis delantales, los corpiños de mis enaguas, están llenos de papeluchos borroneados que se me van muriendo como migas de pan."

Alfonsina Storni