Cae un relámpago en mi sed.
Es un cuerpo y su doctrina de azar.
Del hoy al hoy un signo de mareas,
un columpio inexperto. Ella fue azul
como la voz del círculo.
¿quién recita la página sin versos
en la noche del magma?
La mordedura de la ninfa agota su tejido de rosa.
Ella regresa al silencio de la piedra,
a la luz imberbe, al pájaro sin caderas.
Luego tendrá que beber su aliento
y reconocerá en el calor de las estaciones
su frío.
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lunes, 30 de agosto de 2010
jueves, 30 de abril de 2009
Siempre que viajamos a otra ciudad nos invade el miedo
Sí, torcer el espejo es fácil.
Allí está el arco, la mirada del número,
las huellas del árbol que serán promesa.
Tú diriges el auto dormida entre la espuma.
No viene el verde, no llega la mano gris del invitado.
Y es que somos la lluvia, el porqué de un vientre sin horas,
la línea en un muslo, el redoble que adora las insignias.
Alguien ha sido albina, alguien vuelve al signo,
alguien interpreta el amanecer del río.
Yo persigno tu miedo y le digo al niño que no cante.
En la ciudad los eclipses llevan fresa en los labios.
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