sábado, 6 de octubre de 2007

Como amo a la palabra

Amarte, como amo a la palabra
antes de que se convierta en silencio.
Quererte como se quiere a las cosas
que nos predecían sobre el destino
amargo de nuestras ciudades.
Nombrarte ante los espejos opacos
que adivinaban tu lentitud ciega.
Y seguir apoyando tu apellido
en la soledad de mi nombre.
Seguir siendo palabra
sobre las calles ensordecidas
por el ruido de un amor huérfano de vientres.
Y amarte, roto,
con esa clase de amor,
desnudo,
que se abraza a tu nombre en las cenizas
para salvarte de lo que eres:
un lugar desde el cual mirar la noche.