sábado, 19 de diciembre de 2009

Los paredones de primavera




No enseñaré a mi hijo a trabajar la tierra
ni a oler la espiga
ni a cantar himnos.
Sabrá que no hay arroyos cristalinos
ni agua clara que beber.
Su mundo será de aguaceros infernales
y planicies oscuras.

De gritos y gemidos.
de sequedad en los ojos y la garganta.
de martirizados cuerpos que ya no podrán verlo ni oírlo.
Sabrá que no es bueno oír las voces de quienes exaltan el color del cielo.

Lo llevaré a Hiroshima. A Seveso. A Dachau.
Su piel caerá pedazo a pedazo frente al horror
y escuchará con pena el pájaro que canta,

la risa de los soldados
los escuadrones de la muerte
los paredones en primavera.

Tendrá la memoria que no tuvimos
y creerá en la violencia
de los que no creen en nada.

De Todos los poemas, Monteávila Editores,1994

jueves, 17 de diciembre de 2009

Extraños

Nunca alojé en tus huesos mi bandera,
estábamos de paso,
muy lejos de la patria,

a miles de kilómetros de la estación más próxima.

Desorientados por el miedo,
a oscuras y sin símbolos,
perdidos dentro de una tierra infértil,

atados a un paisaje que inmortaliza el frío

domingo, 13 de diciembre de 2009

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Tres Poemas Renata Durán

No viniste de lejos
Viniste de tan hondo
que conozco tu nombre,
conozco tu dolor,
reconozco tu alma.
No viniste de lejos,
ni siquiera has llegado.
Estabas desde siempre,
como un lenguaje escrito
en el fondo de mí,
y te estoy descifrando.


Por primera vez...

Por primera vez
he pintado mis labios.
Les quité su sabor y su forma.
Porque quiero que rían,
disfrazados de fiesta.
Que brillen por las calles,
y me lleven de paseo
a donde no conozco.
A donde no me atrevo
a besar
con mi boca desnuda.


Me levanto del agua de la noche...
Me levanto del agua de la noche
deseosa de ti.
Despedazada.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Fiesta

Me habita un cementerio

Ana María Rodas



Es la noche más triste y todos bailan,
ignoran que en mi nombre se ha posado un ciprés,
un gélido abandono.
Nada saben del miedo en las orejas,
nada del cementerio,
ni de la piel que se maquilla a oscuras en un cuarto que es lápida.
Danzan mientras la música estrangula mi cuello.

Soy una despedida,
un sorbo de licor antes del postre,
una mujer sin pies ni manos,
un maniquí que mueve la cintura,
el repertorio de lo absurdo,
el maldito payaso de esta fiesta.

martes, 1 de diciembre de 2009

Tres poemas de Ana María Rodas

La superviviente

Me habita un cementerio
me he ido haciendo vieja
aquí
al lado de mis muertos.
no necesito amigos
me da miedo querer porque he querido a muchos
y a todos los perdí en la guerra.

Me basta con mi pena.
Ella me ayuda a vivir estos amaneceres blancos
estas noches desiertas
esta cuenta incesante de las pérdidas.

De "La insurrección de Mariana", 1993

Domingo 12 de septiembre, 1937
Domingo 12 de septiembre, 1937
a las dos de la mañana: nací.
De ahí mis hábitos nocturnos
y el amor a los fines de semana.
Me clasificaron: nena? rosadito.
Boté el rosa hace mucho tiempo
y escogí el color que más me gusta,
que son todos.
Me acompañan tres hijas y dos perros:
lo que me queda de dos matrimonios.
Estudié porque no había remedio
afortunadamente lo he olvidado casi todo.

Tengo hígado, estómago, dos ovarios,
una matriz, corazón y cerebro, más accesorios
Todo funciona en orden, por lo tanto,
río, grito, insulto, lloro y hago el amor.

Y después lo cuento.

De "Poemas de la izquierda erótica", 1973

Limpiaste la esperma
Limpiaste la esperma
y te metiste a la ducha.

Diste el manotazo al testimonio
pero no al recuerdo.

Ahora
yo aquí, frustrada,
sin permiso para estarlo
debo esperar
y encender el fuego
y limpiar los muebles
y llenar de mantequilla el pan.

Tú comprarás con sucios billetes
tu capricho
pasajero

A mí me harta un poco todo esto
en que dejo de ser humana
y me transformo en trasto viejo.

De "Poemas de la izquierda erótica", 1973