He extendido las letras en la tarde
esperando que llegues a mi verbo.
Deletreo tu nombre en la paciencia
y rozo con los dedos las palabras.
Trazo enes de "no estás"
y aminora la ausencia su destino.
Columpio diccionarios sobre las avenidas
y los significados se hacen grandes.
Consuelan la mirada
y la conducen dónde quiere estar
-muy lejos,
o cerca si es tu gesto el que saluda
mi nombre tras la lluvia-.
Te encierro en letras
regalándote el rostro de una sombra.
Me empino sobre el signo que te escribe
y, en silencio, te beso.
1 comentario:
Que bueno Carmen, el blog y este poema.
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