lunes, 20 de abril de 2009

Al final

Sostenme en una noche de metal
para que el beso de la muerte tarde.

Para que cuando llegue finjamos el amor
dentro de una ciudad sin ascensores,

sin escombros de luz en las persianas.

Juntos y a oscuras,
celebrando en los cuerpos un albergue.

El juego de los niños que se asustan
cuando el reloj les muestra su verdadero rostro.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta que estés publicando en tu blog. Uno se acostumbra a las cosas. Uno soy yo, claro. Y tú eres las cosas. Y la costumbre es, bueno, creo que eso ya sabes qué es.

Marian Raméntol dijo...

Genial, como siemprel sin que sobre ni falte absolutamente nada.

Un besazo
MArian

Carmen dijo...

Pues me guste que te acostumbres a las cosas y que las cosas sean yo... Gracias, Billy.

Besotes

Carmen dijo...

Marian, eres muy generosa con mis intentos... Y yo sabes que te lo agradezco mucho.

Un beso grande.