miércoles, 22 de abril de 2009

Infinitivos

Habitar el desorden de las cosas
para que se convierta en sól el pájaro.

Vislumbrar en la nada la costumbre del mar.

Encontrar en la cima un sendero sin huellas,
despertar al que nunca está dormido.

Que suene la sordera de dios ante la sangre.
Que se vuelva de sal el que no mira,

que no roce esta cuerda ningún cuello.

Y allí donde no escupe su destino la arena
perdurar bajo un cielo de mercurio.

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