Por las noches me mudo a tu garganta.
Abandono la tierra que sostiene mis pies
y busco la saliva que construye tu boca.
Y entonces me hago líquida.
O de arroz, como el hambre que se come a los niños,
huérfana en el ombligo de la luna.
Tan plena de deseo,
tan amplia y tan redonda como el beso de un ángel.
Existo sin materia,
agarrada al lugar que me prestaron,
como si dependiera de este cuerpo la luz.
Tan fértil siendo oscura.
2 comentarios:
A lo largo de tu trayectoria como poeta y declaradora de intenciones, debo decirte que, si en un principio me costaba asimilar alguno de tus textos, es ahora cuando me son legibles en su totalidad, sin duda, la experiencia es un grado.
Billy, oírte decir eso es más que suficiente para mí. La poesía sólo es nuestra de verdad a través de la experiencia (insistir en la lectura, que es un curre y de los grandes, jajaja)y la experiencia hace que lleguemos a entender.
Gracias.Muchas.Sabes que soy fan tuya.
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