martes, 27 de enero de 2009

Vivir

No creí que fuera a ser tan duro... En cierta medida es como un divorcio. Sabes que tienes que hacerlo pero te sientes como una maldita perra cuando por fin te decides... Desolada y desamparada. Llena de cicatrices. Impotente... Parece mentira que haya gente que se pasee por el mundo sin "sufrir" ningún percance y que a otros nos toque sufrirlos todos... Parece mentira también que, encima, nos queden ganas de reír y casi de disculpar a la vida por ser, a veces, tan jodidamente cruel. Y subsistir siempre... dejando jirones por el camino... No sé, tal vez el secreto consista en lograr salir indemne de toda esta basura... Tal vez a eso le llamen vivir.

domingo, 25 de enero de 2009

Cicatriz de enero

Ahora que el mundo se ha quedado quieto
-solos él y yo frente a este trasiego de luces-
que me perdonen los que están sin voz
y en el sonido buscan una estrella.

Los que atesoran lunas con las manos
y ven a dios en el perfil del miedo.

Que obseven esta sombra y la perdonen
aquellos que en la lengua resucitan
el resorte de un muelle que se oxida.

Porque, cuando se callan los que saben,
comienza el continente a ser terraza de enero.

Balcón que se recoge tras la niebla.
Cicatriz de una luz que no ve pasos.

domingo, 11 de enero de 2009

La vergüenza





Gaza






Sentí indignación pero no la hice pública.
Esta vez las imágenes valen más que las palabras.
No se pueden manipular.

Domingo de enero

Últimamente casi no cuelgo poemas por aquí. No es que la poesía haya dejado de interesarme. Nunca sucederá eso, es mi pasión. Es que la poesía ya la comparto en los foros y, afortunadamente, soy mucho más que poesía.
Este es mi sitio y en mi sitio tiene que estar todas mis cosas, todo lo que soy, además de la palabra. Mi indignación por lo que sucede en Gaza, mis problemas con el ERE de mi empresa (por cierto, mañana empiezan las negociaciones con la dirección y tendré que estar porque fui elegida representante de los trabajadores junto con otros cuatro compañeros).
Supongo que tendré un día duro porque, desafortunadamente, todo lo que sucede en mi entorno acaba afectándome muchísimo.
El otro día mis compañeros (los otros cuatro representantes) se quedaron alucinados cuando confesé, ante la abogada, mi intención de acogerme voluntaria a ese ERE que tanto me indigna.
Cómo explicarles que quiero renunciar a un magnífico sueldo y a una serie de privilegios que, a día de hoy tengo, sólo porque no me gusta el rumbo que ha tomado la empresa. Porque tengo muy poco tiempo y no quiero malgastarlo en algo en lo que he dejado de creer.
Me decía, hace a penas dos días, el presidente de dónde trabajo que, en un principio, mi empresa fue una utopía. Un lugar en el que se pretendía que trabajar no estuviera reñido con la libertad, en fin, cosas que viví y compartí, sin importarme horarios porque lo hacía con gusto.
Pero al final triunfó lo que siempre triunfa: el dinero, los números, la política de vigilancia y control... Es lógico, tal vez, ese es el verdadero fin de una empresa pero yo me retiro. Ya veré cómo pago la hipoteca.
Soy todo eso y que el viernes nevó y estuve tirando bolas de nieve y haciendo mini muñecos que congelé en la nevera para que siguieran vivos... Así me va, jajaja... Nunca jamás voy a tener un despacho.