Habló desde la esquina de la luz más oscura
y supe que sonaba a cascabeles.
Me aproximé a su voz para encontrar mi lengua
y, en silencio, escuché caer el agua.
Llovía cerca de las sílabas,
-tal vez ya somos líquido,
tal vez sólo nos falte alentar la saliva
y dejar que nos beba-.
Que nos mojen las noches y sus peces.
Que despierte el extraño que duerme en nuestra boca.
viernes, 25 de septiembre de 2009
miércoles, 23 de septiembre de 2009
Ocio
Es la parte del tiempo que nos sobra,
andar calles torcidas
y sentarnos de espaldas a la luz.
Es la ciudad sin siestas,
la plaza que se adorna de palomas.
El milagro de un rostro que se arruga para tragarse el sol
-y masticar despacio su caída-.
Y es permanecer quietos,
sentados en el filo de una tarde sin demonios,
suponiendo, tan sólo, un leve ardor ,
un reguero de nombres,
un azul que se llene de candelas
y nos borre del gesto los pecados.
_________________
andar calles torcidas
y sentarnos de espaldas a la luz.
Es la ciudad sin siestas,
la plaza que se adorna de palomas.
El milagro de un rostro que se arruga para tragarse el sol
-y masticar despacio su caída-.
Y es permanecer quietos,
sentados en el filo de una tarde sin demonios,
suponiendo, tan sólo, un leve ardor ,
un reguero de nombres,
un azul que se llene de candelas
y nos borre del gesto los pecados.
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lunes, 21 de septiembre de 2009
Fotos
Esto de tener mucho tiempo es lo que tiene, que una se pone a enredar donde no enredaba nunca y cuando se enreda se suelen encontrar pequeños tesoros. Creo que siempre he tenido suerte porque vaya pedazos de personas que me he encontrado. Soy adicta a las fotos porque congelan los instantes, sobre todo los buenos instantes.
Estas niñas me han dado lo mejor durante mucho tiempo. Y casi todo lo que hago va por ellas.
Estas niñas me han dado lo mejor durante mucho tiempo. Y casi todo lo que hago va por ellas.
sábado, 19 de septiembre de 2009
Otra vez echando de menos
Ella siempre me decía que tenía que aprender a sonreír cuando la vida se ponía jodidamente fea. Descolgaba el teléfono y su voz al otro lado me metía en un avión con destino al frío. Resulta raro que uno se esté muriendo y le siga interesando un corte de pelo, comer sushi o leer ficción. Resulta raro decir "me estoy muriendo pero todavía tengo ganas de tocar la guitarra". Tal vez la verdadera grandeza sólo aparece en ese momento previo al final, cuando por fin entendemos que ya no nos da tiempo a salvar al mundo de nada o que vivir consiste en quedarse siempre a medias. Y mirarnos el ombligo, claro. Recolectar lo pequeño que, tal vez, sea "lo único": ese libro que nos gustó, ese beso que nos dieron, esa cuerda que saltábamos mientras se nos bajaban los calcetines, esa niña que nos persigue detrás de los años, de las hipotecas, del estres, de los maridos y amantes, de lo que llaman éxito o fracaso. El resto, quizás, es puro teatro.
martes, 15 de septiembre de 2009
Cosechas
Llegas y te recibo desde el hurto,
afónica de esperas,
con un asombro débil en la piel.
Llegas y, de repente, el verano se alarga;
se hace de trigo la humildad del sol.
Eres semilla y nombre:
calles que siembran el asfalto,
casas dormidas, bodegones de espejos.
Tanto tiempo esperando un mar sin muelles
(un fantasma que surja del alambre,
unos ojos que apaguen la ceguera;
una boca que bese a los sin rostro;
un simple pacto de placeres huecos;
la lágrima en el vientre).
Cosechas que no olviden su pasado de sal
-esa pequeña red de lo innombrable-.
Llegas y se me espantan los países.
Para que empiece en mí tu aliento
bebo la sed y permanezco inmóvil.
afónica de esperas,
con un asombro débil en la piel.
Llegas y, de repente, el verano se alarga;
se hace de trigo la humildad del sol.
Eres semilla y nombre:
calles que siembran el asfalto,
casas dormidas, bodegones de espejos.
Tanto tiempo esperando un mar sin muelles
(un fantasma que surja del alambre,
unos ojos que apaguen la ceguera;
una boca que bese a los sin rostro;
un simple pacto de placeres huecos;
la lágrima en el vientre).
Cosechas que no olviden su pasado de sal
-esa pequeña red de lo innombrable-.
Llegas y se me espantan los países.
Para que empiece en mí tu aliento
bebo la sed y permanezco inmóvil.
lunes, 14 de septiembre de 2009
Mollina y etc
Es la primera vez en mi vida -que yo recuerde- que gano un premio, ni de poesía ni de nada, entre otras cosas, porque a mí lo de competir se me ha dado siempre fatal. Ni en la poesía, ni en el trabajo ni siquiera con los hombres, cuando la cosa se pone fea soy de las que, en vez de sacar las uñas, me retiro. Creo que soy demasiado vaga como para perder energías con esas cosas. El caso es que allí que me tuve que plantar, en Mollina, Málaga, en las Fiestas de la Vendimia. Toda una experiencia religiosa.
No voy a contar los detalles del acto porque fue larguísimo y no vienen a cuento, sólo diré que he aprendido más de vino en unas horas que en toda mi vida. También diré que me puse mucho más nerviosa de lo que esperaba (no soy tímida, la verdad) y que leí el poema demasiado rápido (afortunadamente lo grabaron y así tengo oportunidad de oírme y corregirme). También diré que debo darle la razón a Amparo en eso de que en absoluto tengo cara de poeta porque en el coctel previo al acto, un "mozo del pueblo" que intentó ligar con nosotras (fui con una amiga) nos preguntó que si éramos las cantantes del grupo que iba a tocar después en la caseta para amenizar las fiestas. Del ataque de risa que me dió casi espurreo el vino con el que estaba intentado traquilizarme.
Yo me lo pasé pipa, pero sobre todo después, en la caseta había unos senegaleses que bailaban de miedo y a bailar con ellos nos entregamos en cuerpo y alma.
El sábado a media mañana (yo tenía un poco de resaca) nos fuimos a comer a Ronda que me ha encantado, tanto como para hacerme el propósito de volver sin prisas. Y después a Estepona a conocer, por fin, a Ana Clavero. Eso ha sido, por supuesto, lo mejor del fin de semana. Ya sabía que ella era deliciosa pero he descubierto que su marido no se le queda atrás. Los dos han sido todo hospitalidad, todo amabilidad y todo cariño. Lástima que un acontecimiento inesperado emsombreciera, y de qué manera, la noche. Pero, bueno, así tenemos una excusa más para repetir noche o noches lo antes posible.
Y luego, para Madrid con una parada improvisada en Granada para comer. Y, de paso, por pura chorra, encontrame con un poeta magnífico al que le debo casi todo lo que sé de poesía. Y recordar en ese encuentro que, a veces, apreciamos a las personas mucho más de lo que creemos.
Ha sido un fin de semana precioso,no precisamente por el premio, pero sí por la poesía. En parte o en todo, gracias a esas dos personas (y a alguna más), que me han acompañado, enseñado y animado estos años yo fui a Mollina. Fue la poesía la que las puso un día en mi camino y, sólo por eso, estos años de dedicación y aprendizaje han merecido la pena. Hasta el amor a la palabra hay que compartirlo. Todo, absolutamente todo, hay que compartirlo para que tenga algún sentido.
No voy a contar los detalles del acto porque fue larguísimo y no vienen a cuento, sólo diré que he aprendido más de vino en unas horas que en toda mi vida. También diré que me puse mucho más nerviosa de lo que esperaba (no soy tímida, la verdad) y que leí el poema demasiado rápido (afortunadamente lo grabaron y así tengo oportunidad de oírme y corregirme). También diré que debo darle la razón a Amparo en eso de que en absoluto tengo cara de poeta porque en el coctel previo al acto, un "mozo del pueblo" que intentó ligar con nosotras (fui con una amiga) nos preguntó que si éramos las cantantes del grupo que iba a tocar después en la caseta para amenizar las fiestas. Del ataque de risa que me dió casi espurreo el vino con el que estaba intentado traquilizarme.
Yo me lo pasé pipa, pero sobre todo después, en la caseta había unos senegaleses que bailaban de miedo y a bailar con ellos nos entregamos en cuerpo y alma.
El sábado a media mañana (yo tenía un poco de resaca) nos fuimos a comer a Ronda que me ha encantado, tanto como para hacerme el propósito de volver sin prisas. Y después a Estepona a conocer, por fin, a Ana Clavero. Eso ha sido, por supuesto, lo mejor del fin de semana. Ya sabía que ella era deliciosa pero he descubierto que su marido no se le queda atrás. Los dos han sido todo hospitalidad, todo amabilidad y todo cariño. Lástima que un acontecimiento inesperado emsombreciera, y de qué manera, la noche. Pero, bueno, así tenemos una excusa más para repetir noche o noches lo antes posible.
Y luego, para Madrid con una parada improvisada en Granada para comer. Y, de paso, por pura chorra, encontrame con un poeta magnífico al que le debo casi todo lo que sé de poesía. Y recordar en ese encuentro que, a veces, apreciamos a las personas mucho más de lo que creemos.
Ha sido un fin de semana precioso,no precisamente por el premio, pero sí por la poesía. En parte o en todo, gracias a esas dos personas (y a alguna más), que me han acompañado, enseñado y animado estos años yo fui a Mollina. Fue la poesía la que las puso un día en mi camino y, sólo por eso, estos años de dedicación y aprendizaje han merecido la pena. Hasta el amor a la palabra hay que compartirlo. Todo, absolutamente todo, hay que compartirlo para que tenga algún sentido.
martes, 8 de septiembre de 2009
Sin la luz
Bajo la oscuridad el cuerpo tiembla,
tiritan los cuchillos,
se invierte el agujero de la luz.
Porque somos nocturnos
se curan de la edad nuestros pecados.
Cicatriza el invierno de la voz,
la herida del sonido que nos dobla.
Abrigamos la noche con los pájaros;
y así, sólo desnudos,
dejamos que en las velas se inicien los paisajes.
tiritan los cuchillos,
se invierte el agujero de la luz.
Porque somos nocturnos
se curan de la edad nuestros pecados.
Cicatriza el invierno de la voz,
la herida del sonido que nos dobla.
Abrigamos la noche con los pájaros;
y así, sólo desnudos,
dejamos que en las velas se inicien los paisajes.
domingo, 6 de septiembre de 2009
miércoles, 2 de septiembre de 2009
Septiembre
Tengo uno de esos días tontos y tristes que a veces me visitan. Tal vez sea la vuelta de las vacaciones, tal vez también las pequeñas cosas que me rodean, pequeños problemas, pequeñas miserias que aislados no significan nada pero que todos juntos, tal vez, no lo sé, me hacen sentir esta tristeza rara que algunas temporadas me deja Kao. Quizás sea la fecha. Me puse como tope septiembre para empezar a pensar qué hago con mi vida y septiembre ha llegado. Me toca tomar decisiones y, una vez más, me toca tomarlas sola. El vértigo ha dejado de ser atractivo, al menos hoy. Estoy un poco decepcionada de todo y de todos y también asustada. Tengo miedo de no saber hacer lo correcto.
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