He de agradecerle a Javier Marías y a sus "Los enamoramientos" que, después de un tiempo de absoluta incapacidad, me hayan convertido de nuevo en "lectora" que es, en realidad, lo primero que soy y siempre he sido respecto a eso que tanto amo: la palabra. Disfruto mucho más leyendo que escribiendo, siempre ha sido así.
Aquí dejo una pequeña muestra de por qué el libro me sedujo, y me sedujo tanto como para hacer mías, no la historia, pero sí las reflexiones a las que dicha historia lleva. Ójala alguno de estos fragmentos despierten en alguien las ganas de disfrutar el contenido completo.
"Cuando uno desea algo largo tiempo, resulta muy difícil dejar de desearlo, quiero decir admitir o darse cuenta de que ya no lo desea o de que prefiere otra cosa. La espera nutre y potencia ese deseo, la espera es acumulativa para con lo esperado, lo solidifica, lo vuelve pétreo, y entonces nos resistimos a reconocer que hemos malgastado años aguardando una señal que cuando por fin se produce ya no nos tienta, o nos da infinita pereza acudir a su llamada tardía de la que ahora desconfiamos, quizá porque no nos conviene movernos. Uno se acostumbra a vivir pendiente de la oportunidad que no llega, en el fondo tranquilo, a salvo y pasivo, en el fondo incrédulo de que nunca vaya a presentarse (fragmento de la pag. 186)."
"Es otro de los inconvenientes de padecer una desgracia: al que la sufre los efectos le duran mucho más de lo que dura la paciencia de quienes se muestran dispuestos a escucharlo y acompañarlo... Y así, tarde o temprano, la persona triste se queda sola cuando aún no ha terminado su duelo o ya no se le consiente hablar más de lo que todavía es su único mundo, porque ese mundo de congoja resulta insoportable y ahuyenta (framento de la pag.85)."
"Aquella noche veía como único golpe de fortuna verdadero y posible que se muriese Luisa, y que al desaparecer y no poder ser ya el objetivo, la meta, el trofeo largamente anhelado, a Díaz-Varela no le quedase más remedio que verme de veras y refugiarse en mí. A ninguno debe ofendernos que alguien se conforme con nosotros a falta de quien fue mejor (fragmento de la pag. 190)."
Espero que si alguien se anima a leer el libro le guste tanto como a mí.
Y ahora, después de todas estas pausas no deseadas, tal vez lo que me toque sea intentar volver a ser "escribidora". Si es que aún puedo. Si es que encuentro la manera de decir lo que tengo que decir sin ese terrible enemigo que se llama miedo.