Se acordó de su casa,
la vieja residencia del amor
y sintió el corazón necesitado.
Francisco Brines
En aquella misión puso el empeño de los necesitados. Tenía dos razones para el mar y una para la tierra. Eligió ser comido por los peces. No quiso ser ceniza ni alimentar la sombra de los árboles. Hubiera deseado un cielo gris, un infinito azul lleno de pájaros pero lo que no vuela se detiene al final en el polvo. Y él no quería el miedo para siempre. |
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