Quizás yo sea un poco talibán en mis opiniones, es lo que tiene cuestionarse todo, que una termina por dudar de quién es. Está la parte de mí permisiva y complaciente que intenta entender cada postura y está la otra, la difícil, la que defiende a ultranza lo que "considera" cierto. Y está la que por amar demasiado ciertas cosas se vuelve intransigente.
Me sucede con la poesía. Me sucede con las historias de amor. Me sucede con los amigos.De las palabras que esconden algo grande, lo espero todo. Y todo es mucho. Y así me he acostumbrado a que "todo" me decepcione.
Los que me conocen bien me dicen que lo que yo quiero sencillamente no existe. Y entonces, qué he de hacer? Dejar de desear? Convertirme en otra? LLorar? Reírme? Rendirme? O tal vez aceptar que estoy equivocada, abandonar esa postura infantil de espera y de exigencia.
Dejar de pensar que la vida me ha timado y crecer. De una maldita vez, crecer.