Acaso alguna vez me oliste la cinturay te quedaste ahí perdido,
enganchado al perfil de una invención.Tal vez por unos años fui tu pan,alguien en quién urdir la luz,un remiendo de sol en mitad de la noche-ese vientre tan cálido,esa mirada sin cortina-.
Yo que quería ser de hueso y sangreacaso fui el torso más ausente,el ángel más desnudo,un hombro al que agarrarse para no resbalar,tu calma y tu consuelo.
Y en ese engaño hallé miseriay no fui nido sino tumba,un cuerpo que se torna opaco y frío,cruel como el corazón de algunos dioses.
12 comentarios:
Me has emocionado Carmen y hace mucho que no me emocionaba leyendo un poema.
Precioso.
Me alegra y me emociona tu emoción, Amparo, porque, además, este poema resume gran parte de mi vida...
Gracias. Muchas.
Me gustó mucho
porque fui rodando
el mismo camino
en que el poema
se hace vida
un abrazo
El desamor lleva un desconsuelo del que difícilmente hay redención :)
Un abrazo
Vaya...
duro tema.
La vida, la subida, los engaños, las expectativas que no se alcanzan, la caída...
Muy real
También me emocionó...joder
un beso
Buenas noches Carmen!!
Visito tu blog por primera vez y este poema me ha llegado.
¿A quién no le han helado el corazón alguna vez?
¡Qué bien lo has descrito!
Un abrazo
Gracias, Francisco, eso de rodar el mismo camino del poema me gustó mucho
Abrazo para ti, Santi... y así es, aunque, bueno, ya sabes, luego pasa...
Mi teoría es que este poema es un poco para chicas, jeje... Gracias, Antonio. Beso grande.
Bienvenida, Estrella... eso es, jolines, lo dijiste a la perfección: que te hielen el corazón, qué cosa más terriblemente triste...
Un placer saber de ti.
Atreverse a todo eso, a darse tanto, sin duda lleva en su grifa el alto precio, ese que hace pagar la envidia de deidades que morirían por no ser eternos, por sentir la sangre, las manos, el sexo, por sentir el amor y hasta el desprecio. duele y late la rama que se abre espacio en el tronco.
Cautivante como siempre tu poesía, de caderas amplias.
Si se ama hay que darse, Ciento, al resto llámalo otra cosa... porque a veces llamamos amor a cosas peregrinas... Gracias mil. Ya lo sabes.
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