domingo, 11 de octubre de 2009

Alimento

Hoy sabe a selva el pan que nos comemos,
a noches que se olvidan de la luz apagándola,
a la piel sobre el músculo.

Cuelga de las paredes una araña de azúcar,
un rencor que se rompe en los telares.

Mientras masticas, los relojes miden,
no retrasan el tiempo,
le dan cuerda al instante que no duerme;

han probado la sal de tu perfil
y saben que sin ella vendrá el hambre,
y un hueco en la garganta.

Y el sol en la ciudad desconocida.

2 comentarios:

Desconcierto dijo...

hay alimentos más necesarios que el pan o la sal -o el sol-
...su falta lleva a la peor de las hambres...

precioso (si no fuera por el día cuando se escribe)...

un abrazo

Carmen dijo...

Me alegra que te gustara y, bueno, los días pasa, no ocurre nada.

Gracias por venir