domingo, 11 de octubre de 2009

Poesía

Cuando todo se derrumba (y todo es todo), llega de nuevo la poesía a salvarme de la rutina y la impaciencia. O de esta gota de lluvia inmóvil que me moja el rostro un domingo que, de repente, se ha hecho triste.

4 comentarios:

Desconcierto dijo...

joder carmen...
no se qué decirte...sólo que te animes...arriba! ¿va?

Luis Oroz dijo...

Hola Carmen, me da pena sentirte de ese modo, más después de haberte conocido personalmente.

Solo decirte que cojas a la vida los cuernos, tú tienes fuerza de sobra.
Y en cuanto a la poesía, estás en tu mejor momento, y eso no es ninguna casualidad psicológica.

Recibe un besazo sonoro, y a ver si pronto te lo puedo dar en persona.

Si me respondes, te llamo un día y hablamos.

Carmen dijo...

Hola Antonio,

Ya sabes que los poetas (jeje) tendemos a sentir demasiado, incluso las tonterías...

No pasa nada, perdona por la confesión. A veces se me va la pinza.

Carmen

Carmen dijo...

Hola Luis,

Siento esta entrada tal vez demasiado desnuda, supongo que tengo que aprender a controlar esas cosas.
Agradezco tus ánimos y te mando un beso grande. Hablamos cuando quieras.