Si te alejas, me iré,
sin posar en tu cuerpo mi mensaje
de párpados cerrados.
Volverá lo que soy,
la madrugada insomne de una niña que crece.
LLegarán las rodillas de papel,
el temor a la noche
e, incluso, la costumbre de no amarte
a ti que no eres tú.
Porque habitas tan sólo en mi ficción,
como un fósforo ardiendo tras la luna,
fugaz y endeble,
opaco como el brillo de un disfraz.
6 comentarios:
Este poema es precioso, Carmen. Tiene una dulzura serena que no la había encontrado antes en otros poemas tuyos. Creo que refleja un estado de ánimo más sereno en el que vives ahora.
Me lo quedo, con tu permiso.
Con los cuatro últimos versos pintaría un cuadro precioso.
Besos.
Bueno, eso lo podrás apreciar mejor tú al leerme, Víctor, porque ya sé que me has leído mucho. Tal vez sea eso, sí, que salí de una tormenta que me tenía agarrotada en muchos sentidos...
Me alegra mucho que te haya gustado. Todo tuyo.
Carmen
Fantástico poema, Carmen. Escribes muy bien.
Te dejo mi abrazo
Ana
Gracias, Ana...
Me alegra muchísimo que los blogs nos acerquen.
Un beso grande,
Carmen
Hermoso poema. Qué gusto haber descubierto tu blog.
Saludos...
Hola Angel,
Gracias por tu descubrimiento y contármelo... Un placer que me visites.
Un beso,
Carmen
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