Para vivir un año es necesario morirse muchas veces mucho. Ángel González Las vidas se me arrugan año tras año, de nada sirve tenderlas al sol. Tras haberlas enjuagado, con prisas, siguen arrugadas, como un catálogo de viejas cartas. Aquí está el uno de enero, la fotografía que inmovilizó la fecha pero ya no puedo recuperar ese instante. Se fugó su recuerdo tras un frío que ya no es vida. La tristeza desarruga momentos pero no los enmarca en el presente. Se limita a fingir que siguen vivos el aire, la luz, los países que inspiraron los labios, las tarjetas de visita de esas fiestas a las que nunca fui. Yo misma me convierto en un álbum, en una de esas cartas largas en las que confesar aquello que no me atreví a decir: ha pasado un año entero y no he muerto. |
lunes, 28 de mayo de 2007
En un año se muere muchas veces
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