El amor era ella, la que espera impaciente,
pero tú eres la vida.
José Luis García Martín
Sobre las tardes anochecen nombres,
recordatorios de la última vez
que los ojos celebraron la pasión.
Fue en marzo, tal vez, y llovían lenguas.
Y almohadas.
Y ese miedo tan vestido de insomnio
como la sombra de algunos diciembres.
Fue en marzo,
mientras amanecían las ciudades
y el agua desnudaba su verdad más antigua.
Sucediste bajo un viento templado,
en las esquinas de las cosas,
en las veredas oscuras.
Sucediste y era marzo en las paredes,
aunque nunca espiaras la vida
ni encontraras mi nombre en tu espejo.
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