.... Fui a ella goteando sangre, con el corazón hecho jirones por causa de Diana, y ella me lo curó en una semana. ....Es lo más profundo a lo que llego: algunas veces, simplemente, lo sabes. Cloé y Oscar lo sabían. Sabes cuándo dos personas están hechas una para la otra. En realidad, nunca había experimentado esta tesitura extraña, pero me ocurrió con Margaret. Antes yo siempre procuraba que mis relaciones funcionasen a fuerza de voluntad y deferencia forzada. Esta vez no tuve que esforzarme en nada. Un soplo de facilidad nos inspiraba. Fuera yo lo que fuese, pues bien, era lo que Margaret, al parecer, quería. No estoy seguro de que buscase un hombre blanco como yo, un comerciante aquejado de modestia, pero dijo que le daba igual mi color o mi carácter, de todos modos, porque estaban bien como eran. No había pensado en que pudiese amar a un hombre de mi raza, pero en cuanto aparecí en su vida, resultó que era el hombre que ella amaba, como se dice, contra viento y marea. Hasta la fecha no sé exactamente qué amaba de mi, y no lo sé porque no tengo que saberlo. Me ama, y punto. A mí, a mi menú completo. Ella lo pidió entero. Cuando dos personas se aman hacen las cosas a dúo. Vamos al cine, vamos a bailar (ella baila mejor que yo), vamos a la tienda de comestibles y nos cogemos de la mano en los pasillos (escandalizando a los racistas), elegimos muebles, cocinamos, hacemos el amor, hablamos del futuro, jugamos con el perro y lo llevamos de paseo.... Congeniamos. (Evito decir estas cosas en público; la gente detesta oírlo, como si la obligaran a comer azúcar en crudo.) Ya no hay que hablar con desconocidos, ya me entiendes. Todo lo que quiero decir, quiero decírselo a ella. La vida se ha convertido en lo que yo me figuraba que debía ser, por satisfecho y horrible que suene. De hecho, en realidad no me apetece hablar más de esto. Como dice el poeta, todas las parejas felices son iguales, son las infelices las que tienen historia. Ya no soy una historia. La felicidad ha hecho que me diluya en la vida real.” |
miércoles, 23 de mayo de 2007
Fragmento de El Festín del amor (Charles Baxter)
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